¡Educación policial!
10 de junio de 2025
Un legado de compromiso y servicio en el Liceo Policial
Mi familia siempre ha estado marcada por un fuerte sentido de compromiso con la seguridad y el bienestar de nuestra comunidad. Desde muy joven, crecí escuchando las historias de mis padres y abuelos que dedicaron sus vidas a la protección de los demás. Fue por esa influencia que decidí seguir sus pasos y formar parte del Liceo Policial, una institución que no solo me ha brindado una sólida formación, sino también una verdadera conciencia de lo que significa servir a la sociedad.
El Liceo Policial no es solo un lugar donde se aprende sobre leyes, protocolos de seguridad y técnicas de intervención. Es un espacio de formación integral, donde se cultivan valores como el respeto, la disciplina y el trabajo en equipo. Desde el primer día que ingresé, sentí el peso de esa responsabilidad. Los entrenamientos eran duros, las materias exigentes, pero cada reto me acercaba más a mi propósito.
Recuerdo especialmente un momento que marcó mi vida: la primera vez que tomé el juramento como aspirante a cadete. Fue una tarde soleada, rodeado de compañeros que compartían la misma pasión y determinación. Ese instante, cuando levanté la mano y prometí servir con honor y lealtad, se sintió como el inicio de un nuevo capítulo en mi vida. Mi familia estuvo allí, orgullosa de verme seguir los pasos de los que habían estado antes que yo, no solo como policías, sino como personas comprometidas con el bienestar de los demás.
Este momento me enseñó que ser parte del Liceo Policial no es solo aprender a manejar una situación de emergencia, sino entender que ser parte de esta institución es un acto de servicio continuo. En cada lección, en cada ejercicio, me enseñaron no solo a ser un buen profesional, sino también a ser un buen ser humano. Los valores de la honestidad, la empatía y el respeto hacia los demás son fundamentales y siempre se me han inculcado de forma práctica en cada actividad.